La Fiscalía chilena, organismo autónomo que tiene la función de dirigir las investigaciones de delitos y proteger a víctimas y testigos, sufre una crisis de credibilidad tras las recurrentes filtraciones de los expedientes.
Las críticas de sectores de distintos signos políticos contra esa entidad surgieron a raíz de las revelaciones de chats privados de la presidenta de la Cámara de Diputados y tercera autoridad del país, Karol Cariola, quien a la postre debió renunciar a su cargo.