Maravillosa, tropical, extraordinaria, trascendente y centro de las Américas. Así describió a la villa de San Cristóbal de La Habana Emilio Roig, historiador de la urbe entre 1935 y 1964, sin imaginar que La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones sería declarada en 1982 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).