Autoridades de varios municipios de Manila y ciudades aledañas en Filipinas suspendieron las clases presenciales, en todos los niveles de enseñanza, ante el arribo de una ola de calor extremo.
La Agencia Meteorológica de Filipinas reportó una sensación térmica superior a los 46 grados Celsius en algunas zonas del país y ciertos parámetros detectados sobrepasaron un umbral considerado como peligroso para la salud, a lo cual las autoridades reaccionaron de manera preventiva.